Ilustraciones basadas en Leyendas Urbanas 
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أساطير الحضرية


 La leyenda de los cocodrilos en las alcantarillas de Estados Unidos. Se supone que hubo una moda de comprar crias de cocodrilos como mascotas para después, desgraciadamente, no hacerse cargo de ellos al ver que crecían y crecían, y tirarlos por la taza del vater.
Se criaron en un medio oscuro y  húmedo, pero al menos con el alimento suficiente como para crecer y formar parte de la fauna local de las ciudades, y procurar más de un susto o un desgraciado accidente al encontrarse alguno de estos ejemplares practicamente ciegos y albinos, pero igual de letales.





Esta leyenda tiene la versión de contarse con un niño o una niña, pero al fin y al cabo es la misma. Y he llegado a oirla desde el norte de Galicia hasta al menos mi ciudad, Valladolid. Se cuenta lo típico: "unos amigos míos tuvieron una serpiente como mascota..." . Esta, acostumbraba a dormir la siesta junto a su hija, enrollada y tranquila a su vera. Hasta que un dia siguió el extraño comportamiento de yacer al lado de la niña totalmete estirada. Al preguntar al veterinario del por qué le dió al animal por hacer eso, el facultativo recomendó a la familia deshacerse del reptil, ya que este se medía, como otros de su especie, para saber si podría comerse a la niña.




Esto no es una leyenda urbana; pero sí una tontería que se me ocurrió mientras miraba códigos postales para una dirección que tenía que buscar.



Las apariciones en las habitaciones pueden corresponder al fenómeno de imágenes hipnopómpicas, antes de comenzar la fase del sueño, en que mezclamos nuestro subconsciente con las imágenes que tenemos delante. De tal manera que sería como poner una diapositiva encima de otra. Y posteriormente llevarnos más de un susto. 
De todas formas no todo el mundo coincide con que lo que ha visto ha sido producto de su 
ensoñación... .


El fantasma del espejo es una leyenda urbana sobre un espíritu que aparece al ser pronunciado su nombre un número determinado de veces (variable según las versiones) frente a un espejo. En España se conoce al personaje como Verónica o María la Paralítica * y en el mundo anglosajón como Bloody Mary**. La leyenda suele aparecer vinculada a un juego o ritual adivinatorio.

No resulta fácil establecer el origen de la figura, ligada a la creencia, común en muchos lugares, de que las almas de los muertos se manifiestan en ocasiones en los espejos. Algunos han querido vincularla con Santa Verónica.
El ritual se presenta en diversas configuraciones, implicando el uso de objetos cotidianos, como un libro (a menudo, la Biblia) o unas tijeras (en memoria de las que causaron la muerte a Verónica).

 Verónica mata a quien la ha invocado, normalmente con un arma blanca que se encuentre en las cercanías (cuchillos de cocina, navajas, cortauñas, tijeras...), que sale disparada y se clava en el corazón o el cuello de la víctima.
 El tema central del rito suelen ser consultas relacionadas con el primer amor o la muerte.

Texto extraído de la Wikipedia –yo no lo hubiese descrito mejor-.

* Esto me hizo gracia, con perdón, una vez un cliente me dijo que le hicieron una oferta que le quedó “parapléjico”. Yo le dije: “¿No será “perplejo”?. El me contestó con gracia andaluza: “Bueno, eso”. En fín.

**Lo de Bloody Mary viene por María I de Inglaterra, conocida como María Tudor. 

 Condenó a casi 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera en las Persecuciones Marianas, recibiendo por ello de la historiografía protestante el apodo de María la Sanguinaria (en inglés, Bloody Mary). Ay, estos ingleses siempre con su humor tan irónico.


Cuántas veces hemos recorrido el manto gris con líneas blancas intermitentes que se extiende ante nosotros por la noche. Regresamos a nuestros hogares tras un largo día, o solo nos ha alcanzado la noche antes de llegar a nuestro destino. Pero el cansancio nos afecta, y a veces nos hace ver cosas que no deberían estar allí.
Un camionero me dijo que cuando estaba cansado su mente le hacía ver a un hombre leyendo un periódico en el borde de la carretera, y ese era ya momento de parar y descansar. ¿Pero y si lo que hay en la carretera no fuese fruto de nuestros sentidos cansados? .

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